Cuantas son las veces en que una idea nada mas escucharla nos resulta increíblemente innovadora y fácilmente aplicable a nuestras arquitectura, algo revolucionario, que como si se fuera esfumar de la existencia decidimos recoger en nuestros cuadernos, para pasar a ocupar en algún momento las paginas antiguas de nuestro pequeño diario de abordo, quedando el mayoría de los casos como hitos dentro de un libro cerrado.
Por eso abogo y defiendo la revisión constante de todos nuestros monos, bocetos, apuntes, ideas, croquis... porque son numerosas las ocasiones, en las que un conjunto de lineas conformadoras de un dibujo, provocan en el arquitecto una reminiscencia a un momento de inspiración, que puede ser reutilizado y reinventado para nuevos proyectos.
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